lunes, 10 de diciembre de 2012

EL AURA (primera parte)

Desde tiempos remotos, los seres humanos han tenido la capacidad de ver el aura. En algunas épocas, la humanidad en general ha desarrollado y cultivado esta capacidad. Podemos observar en la inmensa mayoría de las divinidades y santos de las distintas religiones ancestrales desaparecidas o aún vigentes el la actualidad, la representación de halos luminosos de distintos colores, amplitudes o formas que rodean la totalidad o parte de su cuerpo. En otras épocas, como en la actual, aún siguiendo dicha facultad latente en todos los seres humanos, sólo unos pocos la tienen desarrollada, bien por haber nacido con ella, bien porque la han desarrollado en el transcurso de su vida realizando determinadas prácticas.
El presente artículo va destinado a todas aquellas personas que deseen desarrollar dicho potencial partiendo de cero, y también a las que lo tengan desarrollado de nacimiento y no hayan encontrado la explicación de aquello que les sucede y observan.
Las personas que gocen de dicha facultad y sepan utilizarla, podrán encontrar en éstas líneas la forma de mantenerla e incrementarla.
Antes de seguir adelante, vamos a dar un breve repaso a la definición de "aura".
El aura es una radiación luminosa, sutil y no visible por el ojo humano, que envuelve completamente a todos los seres vivos, tanto del reino animal como del vegetal y que alcanza en los seres humanos, a quienes me voy a referir, una amplitud de entre cinco y quince centímetros.
En la zona más próxima al cuerpo, se destaca otra radiación mucho más estrecha, de medio a un centímetro de espesor y de una sola tonalidad gris-azulada que corresponde al cuerpo etérico del indivíduo. Ésta, por ser mas densa que el aura, es mas fácil de observar y nos indica sólo el estado vital de la persona. Si lo comparamos con una lámpara incandescente, el cuerpo etérico sería la luz que desprende el filamento y el aura, la radiación infrarroja. Cuando apagamos la lámpara, la luz se extingue casi al instante, mientras que la radiación infrarroja dura hasta que se ha enfriado del todo.
El aura, al contrario que el cuerpo etérico, presenta distintos colores, tonalidades y mezclas que nos indican, dependiendo del color y su ubicación, la personalidad, las emociones y sentimientos, el estado general del organismo, las enfermedades declaradas y latentes, el tipo de alimentación y la ingestión de sustancias tóxicas.
El aura presenta un aspecto suave, apacible, que sólo se ve alterado cuando el individuo experimenta sentimientos o emociones fuertes de carácter positivo o negativo.
Cada individuo tiene unos colores básicos que muestran su personalidad mas profunda, su karma, o por llamarlo de otra forma, el bagaje que trae al nacer, y unos colores accesorios propios de una emoción, situación o estado psicosomático determinado. Hay que resaltar, que en cada raza o grupo étnico varía el significado de los colores accesorios ante un mismo estado o emoción.
Si las prácticas que conducen al desarrollo de la visión del aura son útiles y beneficiosas para todo ser humano, para los que practican cualquier rama de la medicina son especialmente interesantes, pues un diagnóstico realizado por medio de una correcta interpretación del aura, será mucho mas rápido y preciso que el obtenido por cualquier otro método o aparato, pues como os decía antes, no sólo se puede observar una enfermedad o trastorno declarado, sino que también se pueden apreciar las enfermedades latentes y las propensiones, y así prevenirlas y evitar que se manifiesten.
En la actualidad existen algunos médicos, sobre todo naturópatas, que efectúan sus diagnósticos a través del aura, y se da el caso que muchas veces recetan algún tipo de medicamento sin que el paciente haya notado síntoma alguno de enfermedad en el órgano al cual va destinado. Esto es, porque hay una enfermedad latente que el doctor ya ha detectado, evitando así su aparición o un mal desenlace de la misma.
Después de ésta breve explicación, os voy a mostrar algunas técnicas o métodos que os permitirán verla.
Dividiremos la práctica en tres fases fundamentales que se pueden efectuar al mismo tiempo, pero, que no deberían cambiar de orden.
La primera fase consiste en la preparación del cuerpo. En ella es aconsejable observar una alimentación correcta, a ser posible vegetariana, eliminando completamente la ingestión de ajos y cebollas. muchos de ustedes se sorprenderán al ver que se lo desaconsejo. Para no extenderme mucho en éste tema, les diré que a pesar de que dichas hortalizas poseen innumerables virtudes dietéticas y medicinales, son un auténtico veneno para quien se propone trabajar con las energías o fluidos sutiles que se movilizan en toda práctica psíquica.
También les aconsejo abandonar la absorción de cualquier intoxicante, y aquí entra uina larga lista de sustancias tanto legales como ilegales como por ejemplo el alcohol, tabaco, excitantes, medicamentos psicotrópicos, drogas de abuso, etc, etc...
Si les resulta imposible seguir un régimen estrictamente vegetariano, les recomiendo dejar por lo menos las carnes rojas como el buey, ternera, cerdo, etc, y sustituirlas por carne de ave o pescado, aunque, si realizan un ejercicio de empatía con los animales que sufren y mueren para nuestra alimentación, les aseguro que se van a convertir muy pronto en vegetarianos estrictos y convencidos.
A pesar de todo lo dicho, no es en ningún caso aconsejable cambiar de régimen alimenticio de golpe. Hay que hacerlo paulatinamente y bajo el asesoramiento de un dietista, con control médico y siguiendo las pautas que podrán hallar en un buen libro de vegetarianismo.
En una fase previa, también es bueno realizar algunos ejercicios físicos al aire libre. Todo ésto es necesario a fin de limpiar nuestro organismo de venenos e impurezas tanto físicas como psíquicas y facilitar así la práctica en la segunda fase.
Antes de seguir deseo hablarles de algo muy importante, fundamental; la motivación.
Cuando emprendemos una actividad, la que sea, lo hacemos por algún motivo; si iniciamos un negocio, lo hacemos con la motivación de ganar dinero. Si estudiamos una carrera, lo hacemos para ser unos buenos profesionales, obtener un buen puesto de trabajo y ganar un buen sueldo, también en algunos casos la motivación será ayudar a los demás. En el entrenamiento que os propongo, una buena motivación es fundamental. En realidad, sea cual sea el camino espiritual que elijamos, y éste entrenamiento no deja de ser en cierta forma uno de ellos, nos debe motivar el altruismo, el hacer las cosas siempre por el bien de los demás, buscando el crecimiento personal para aplicarlo al bien del prójimo. Otra cosa,  buscar el beneficio propio, el movernos por puro egoismo, sería surcar el sendero de la izquierda, o sea, empezar a dar los primeros pasos en la dirección no aconsejable de la magia negra, del mal y la oscuridad.
Llegados a éste punto, os aconsejo leer mi anterior articulo (AUTO DEFENSA PSÍQUICA).
En el próximo capítulo os explicaré la segunda fase del entrenamiento.

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